Anterior a la llegada del fatídico 2020, la Dirección General de Tráfico (DGT) había creado una estrategia de Seguridad Vial que pivotaba sobre 13 objetivos a cumplir. El enfoque se centraba en reducir las distracciones, el uso del cinturón de seguridad y demás elementos de protección, la atención a los ciclistas, tirar cosas a la carretera, cómo recuperar los puntos del carnet, los cursos de conducción segura y eficiente, el control del alcohol y drogas entre conductores menores, los sistemas de antiarranque si se ha bebido, los adelantamientos, la comunicación entre motoristas, las zonas de bajas emisiones, los exámenes para el carnet de conducir y la conducción autónoma.

Sin embargo, en el último balance presentado, se reveló claramente que estos objetivos, hasta el momento, no han tenido el grado de satisfacción previsto, con una repercusión baja, aunque la DGT no deja de esforzarse para lograr una mejor seguridad y calidad en el sistema de tráfico nacional.

Los accidentes en conductores mayores de 64 años

La Dirección General de Tráfico condicionó el éxito de los objetivos a una reducción de, al menos, el 10 % de los accidentes cuyos protagonistas eran conductores con edades que superaban los 64 años. Esta acción está considerada como necesaria, habida cuenta que, en este país, los conductores que tienen una edad de entre 65 y 70 años suponen nada menos que el 98 % del total de personas que tienen vigente el permiso de conducir.

Por otra parte, también se ha tratado de diseñar espacios seguros para la movilidad de los ancianos. Dotarlos de zonas de seguridad y mejorar el conocimiento sobre la siniestralidad y movilidad en este grupo de personas han sido las herramientas utilizadas para apoyarlos y protegerlos ante posibles accidentes en la vía pública.

En este sentido, se abre un debate que produce asperezas y conflictos sobre la viabilidad de la conducción en personas de la tercera edad.

¿Deberían conducir las personas mayores?

Esta pregunta, sin lugar a dudas, levantará ampollas en buena parte de la población y creará controversia en el resto. En cualquier caso, no se puede negar que conducir va más allá de ser un pasatiempo o una pasión, se trata de una actividad que pone en riesgo las vidas de las personas.

Sin embargo, al contrario de lo que en un principio pudiera hacer pensar la pregunta, no se está poniendo en duda su aptitud para seguir conduciendo, ya que esto quedará demostrado en las diferentes pruebas psicotécnicas a las que se deban someter. La realidad que plantea esta pregunta va encaminada a los estudios que demuestran que el hecho de dejar la conducción aumenta las posibilidades de que las personas de edades avanzadas entren en residencias, sufran depresión e incluso acrecienta el riesgo de mortalidad en este sector de la población. Por lo tanto, por su salud, no sorprende que las personas mayores se resistan a dejar de conducir.

Por lo tanto, a la pregunta ¿cuándo se debe dejar de conducir? La respuesta, aunque gira en torno a la edad de los 80 años, deberá tener en cuenta las limitaciones cognitivas y/o físicas que pueda sufrir una persona y que repercuta en la forma de conducir, perjudicando su habilidad.

Como cabe suponer, el problema deriva en la dificultad que tienen para desplazarse. Hay que considerar que casi tres cuartas partes de estas personas se localizan en áreas con pocas alternativas de transporte o, en algunos casos, con ninguna. Esto significa que los únicos sistemas reales para desplazarse dependen exclusivamente de los que ellos puedan manejar.

Las personas de edad avanzada son los que causan menos accidentes de tráfico

Efectivamente, puede llegar a sorprender la afirmación de este título, pero, aunque el envejecimiento hace suponer que las personas mayores suponen una amenaza real conduciendo, la realidad es bastante diferente. Los datos de la DGT apoyan justo lo contrario.

Las tasas de accidentes recogidas durante décadas demuestran claramente que son los conductores más jóvenes los que cubren la mayoría de accidentes. Las personas de entre 16 y 19 años son los responsables de la mayoría de los siniestros. Así mismo, también es verdad que, a partir de los 70 años, los accidentes también muestran una tendencia alcista. En cualquier caso, sí hay que tener en cuenta que las lesiones que sufren las personas mayores son, como regla general, más graves y abundantes.

También señalan las estadísticas que las personas de más edad respetan más todas las señales de tráfico, no superan los límites de velocidad y usan los cinturones de seguridad más habitualmente. Así mismo, conducen menos de noche, no cubren tantas distancias, no beben, y tampoco usan los dispositivos móviles al volante. Su responsabilidad, conduciendo, es bastante más elevada que en cualquier otro tramo de edad.

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