En el examen práctico de conducir hay que tener muchas cosas en cuenta para no sufrir penalizaciones, una de ellas es el cambio de marchas. Para los conductores noveles que se presentan a examen, el uso correcto de los cambios requiere muchas horas de práctica. No obstante, para mejorar el aprendizaje y que este sea más rápido, es esencial empezar por conocer bien la teoría. Por eso desde Autoescuela Záncara hemos preparado este artículo que esperamos te sea de gran ayuda.

Aunque no es fácil conseguir una buena coordinación entre los pedales y la palanca de cambios algo que se logra con años de práctica, en realidad, subir o bajar una marcha en el momento exacto es algo que requiere de más teórica que práctica. En este sentido, se debe conocer la relación entre la marcha y la velocidad a la que va el vehículo, y fijarse en las revoluciones, pues ahí está la clave para trabajar correctamente sobre la palanca de cambios.

Qué es la caja de cambios

No obstante, antes de continuar con las explicaciones acerca de cómo saber cuándo cambiar de marcha, es interesante conocer qué es la caja de cambios de un vehículo, que es lo que permite que se ponga en marcha y ofrezca la fuerza necesaria para superar la resistencia al avance. Esto se consigue mediante engranajes que adaptan la relación entre el movimiento de las ruedas y la velocidad de la conducción.

Revoluciones o velocidad para hacer el cambio de marchas

Los conductores con experiencia son capaces de saber cuándo hay que cambiar de marcha simplemente escuchando el motor. Sin embargo, hasta coger esa habilidad, hay dos indicadores por los que te puedes guiar para saber exactamente cuñando realizar esta operación.

Uno de ellos son las revoluciones y el otro es la velocidad. Empecemos con la velocidad, aunque hay que tener en cuenta que puede variar ligeramente en función del tipo de coche que se conduzca. En líneas generales, en un vehículo estándar, después de meter la segunda, ya con el vehículo en movimiento, las velocidades son las siguientes:

Al llegar a los 40 km/h se debe pasar a la tercera marcha y a los 60 km/h a la cuarta. Ya a partir de los 80, hay que meter la quinta. El otro método, y más recomendable, es el de fijarse en las revoluciones. Lo correcto es hacer los cambios de subida dentro del rango: 2.000-2.500 revoluciones por minuto en el caso de que el coche sea a gasolina y 1.500-2.000 rpm si es diésel. Así de simple.

¿Cómo reducir marchas correctamente?

Para desacelerar, el proceso es más sencillo que para acelerar, no obstante, es igual de importante hacerlo correctamente. A menos que se trate de una situación inesperada, la desaceleración debe efectuarse suavemente y con premeditación.

En el caso de acercarnos a un semáforo, por ejemplo, es dejar que el coche pierda potencia decelerándolo con lo que recibe el nombre de freno de motor. Este proceso consiste simplemente en retirar el pie del acelerador y dejar que sea el motor el que disminuya sus revoluciones. Acto seguido, hay que ir haciendo el cambio a marchas más bajas progresivamente.

El cambio debe realizarse siempre a bajas revoluciones para evitar un desgaste excesivo del motor. Al acercarse al destino, en el ejemplo mencionado un semáforo, se debe pisar suavemente el freno y el embrague de manera coordinada para cambiar de marcha. Al meter la marcha más baja, se suelta el embrague en dos etapas, evitando cualquier daño sobre el sistema de cambios.

El cambio de marchas también se aprende a intuirlo

Todo el mundo ha escuchado alguna vez que el cambio de marcha hay que hacerlo cuando te lo pide el coche, y algo de cierto hay. Los conductores experimentados saben cuándo deben cambiar sin necesidad de prestar atención a las revoluciones o la velocidad. Es algo que se aprende con la práctica.

Asimismo, cuando se conduce mucho tiempo con el mismo vehículo, se optimiza esta capacidad, así como un cambio de coche requiere de un tiempo de adaptación. Esto sucede porque cada embrague, cada caja de cambios y cada motor es un mundo y es necesario conocerlo para mejorarlo con efectividad. Por este motivo, aunque los consejos dados son de mucha ayuda en los comienzos, lo mejor es aprender a escuchar tu propio coche y se sabrá cómo va mejor.

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